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Historia del Sector

La historia de FREDICA como tal organización se remonta al año 1995. Esta organización nace fruto de la unión entre las dos organizaciones provinciales existentes en las islas, la Asociación de Importadores y Vendedores de Automóviles, AIVA,y la Asociación Provincial de Empresas Importadoras de Vehículos Automóviles, APEICA.

Sin embargo, la historia del sector del automóvil como grupo empresarial en Canarias es muy anterior a esta fecha. Insertado en el sindicato vertical, el grupo del automóvil como tal surge en la década de los años sesenta en las islas. Pero incluso ya antes, en Canarias existía un reducido grupo de empresarios del automóvil que, a diferencia de lo que ocurría en el resto del estado español, tenían un poco más de libertad comercial para importar vehículos, dadas las peculiaridades fiscales de las Islas Canarias. Hagamos un breve repaso a la historia.

 

Finales del siglo XIX y principios del siglo XX

Que podemos contar que usted no se imagine. Unas Islas Canarias más alejadas que nunca de España y de Europa, con una población reducida y muy pobre, dedicada fundamentalmente a la agricultura y a la superviviencia. Entre la guerra de Cuba y las derrotas militares de una España que se acababa. ¿Qué era el automóvil en las islas?, pues prácticamente igual que en el resto de nuestro país, una anécdota. Los pocos coches importados lo eran prácticamente por encargo de familias concretas y adineradas, muchas extranjeras, los únicos que entonces tenían la suerte y el privilegio de viajar, podían disfrutar y tener estos artilugios.

No obstante, ya desde principios de siglo, empresarios normalmente dedicados a otras actividades, comenzaron a vislumbrar un posible negocio en la venta de aquellos “fotingos” con matrículas TE, nomenclatura utilizada para las placas hasta prácticamente la división provincial de las Islas Canarias entre Las Palmas y Tenerife. Empresarios como don John Walter Golding, don Domingo Alonso Jiménez o la familia de origen británico Blandy comienzan su andadura en esta primera mitad del siglo XIX en el ramo. No obstante, como negocio prestigiaba a quienes se dedicaban a su comercialización en las islas entre la excluyente sociedad canaria, pero su destino era tan solo para exclusivas capas sociales isleñas.

 

El cambio de los años 60 en Canarias

Desde los años 20 y hasta prácticamente los años 60 la pobreza existente en Canarias había producido un fenómeno muy arraigado en la conciencia de los canarios. La emigración. La falta de posibilidades de trabajo, unido a las hambrunas padecidas obligaba a muchos compatriotas a buscar una alternativa mejor en otros lugares. Para los canarios fundamentalmente Venezuela. Sin embargo, hay una circunstancia relevante que va a marcar prácticamente todo el final de siglo XX de las Islas Canarias, un fenómeno que situaría a Canarias en Europa y sería la puerta de cierta libertad: el turismo. Familias como los Alonso-Lamberti, empresarios como don Walter Sauerman, don Harald Flick o don Santiago Alvarez comienzan a realizar sus primeros pinitos en el sector importador de vehículos.

 

Los años 70

El fenómeno del turismo estaba produciendo cambios insospechados de carácter cultural pero sobre todo de carácter económico. El surgimiento de una nueva clase media revitalizó el mercado del automóvil. La existencia de un mercado abierto con precios muy competitivos fue una nota diferenciadora de Canarias respecto al resto del estado.

Los empresarios de la época recuerdan las auténticas dificultades para realizar las operaciones de importación debido a la existencia de cupos hasta prácticamente el año 1972 y las negociaciones en Madrid con la autoridad gubernativa para ampliar las licencias de importación (sobre esto el abogado don José Antonio Andino Ruíz, durante muchos años abogado del grupo del automóvil, es un auténtico libro abierto). Sin embargo, la economía canaria tendría otro nuevo impulso sin parangón histórico cuando se instaura en las islas el régimen económico y fiscal de Canarias en el año 1972. 

A partir de esa fecha, se produce un florecimiento del sector espectacular, solo frenado por la crisis del petróleo de los años 70. Mientras en el resto del estado español no cabía posibilidad de importar vehículos de terceros países, la franquicia canaria permitió que en las islas sus habitantes pudieran disfrutar de vehículos de todas las procedencias. Así como anécdota, podemos decir que para muchas marcas, fundamentalmente asiáticas, los primeros importadores en España fueron empresas isleñas. El desarrollo de la industria turística en las islas produjo un cambio sin precedentes en el desarrollo económico del archipiélago, sobre todo en las islas orientales, que tuvo su repercusión de manera notable en otros muchos sectores económicos y como no podía ser de otra manera, también en el sector del automóvil.

A finales de los años 70, en concreto en el año 77 surgen las dos asociaciones provinciales de Importadores de Automóviles, APEICA y AIVA agrupando a los empresarios del sector de la importación y venta de vehículos de las provincias de Santa Cruz de Tenerife y  de Las Palmas respectivamente. 

 

Los años 80: la consolidación del sector

El surgimiento de una nueva clase media revitalizó el mercado del automóvil. La existencia de un mercado abierto con precios muy competitivos fue una nota diferenciadora de Canarias respecto al resto del estado. Las cifras de ventas en las islas comienzan a alcanzar las 16.000 unidades anuales, algo increíble si se piensa que pocos años antes en las islas se vendían entre cinco mi y seis mil coches anuales. 

En este momento comienzan a crearse en la provincia grupos en el sector que acaparan la comercialización de varias marcas al mismo tiempo, aunque todavía el mercado está bastante repartido entre muchas empresas.  Las cifras de venta no hacen sino crecer año a año. Nacen nuevas empresas en ambas provincias y  comienzan a destacar empresarios de relieve no solo en el sector del automóvil sino la comunidad empresarial de las islas. Por esas fechas, comienza también un periodo nuevo en las islas, lo que la gente del sector denominó la colonización: empresas que eran totalmente independientes con respecto al mercado peninsular empiezan a convertirse en concesionarios de marca, perdiendo la consideración de importador puro. Este fenómeno se consolidará para la mayoría de las marcas europeas durante los años 90.

Las cifras como ya comentamos no hacían más crecer, siendo la cima el año 1988 donde se alcanza la cifra de 80.000 vehículos vendidos en las islas. El crecimiento de las empresas es espectacular, pero ese crecimiento en principio positivo, se convirtió en una trampa mortal para muchas de ellas. Efectivamente, tras crecimientos espectaculares muchas empresas no estaban preparadas para situaciones de crisis, durante años habían visto crecer de forma progresiva la cuenta de resultados. La entrada de España en la Comunidad Económica Europea, la consolidación del turismo en las islas, las ventas cada mayores año tras años.... Muchas empresas realizaron inversiones millonarias en inmovilizado, aumentando su endeudamiento y descuidando el control financiero y pasó lo que pasó.

La crisis de los 90

En el año 1992 comienza la aplicación de un nuevo régimen económico y fiscal en las islas que implicó un incremento de la fiscalidad, la aplicación de nuevos impuestos como el APIC o el IGIC (IVA canario) unido a la desaparición de figuras fiscales como el pago diferido así como la amenaza de los aranceles comunitarios (TEC). A estos problemas del sector se une una recesión económica general con una caída del sector turístico sin precedentes iniciada en el año 1989.

El sector del automóvil había sufrido crisis anteriormente, pero siempre en un contexto determinado por empresas de reducido tamaño y no plenamente consolidadas, donde el personal era escaso y la dirección de la propiedad muy directa sobre el negocio, podía haber crisis, pero todas serian como la anterior.

No fue así, de las 70 empresas que constituían el sector aglutinado en ls organizaciones provinciales en 1991 en el año 1994 se había reducido a prácticamente la mitad La crisis supuso la desaparición de empresas emblemáticas en el sector.

Pero el sector del automóvil está vivo, cambian las empresas pero siguen las marcas. Después de la terrible crisis 1989-1993 comienza a crecer del nuevo el sector con nuevos empresarios junto a viejos empresarios que desembocan en lo que es hoy FREDICA. Empresarios como don Andrés Rodríguez Izquier, Luis Vilella, don Juan Santana Cazorla, don Juan Acosta, los hermanos Cabrera en Lanzarote, don Jesús Orozco, don Miguel Ángel Dominguez y otros entran el sector y comienzan a ser nuevos protagonistas de la historia del automóvil en las islas.

El nuevo siglo

Enmarcados ya plenamente en el mercado europeo, las empresas del sector siguen la misma pauta que el sector en el resto de Europa. El nuevo marco comunitario de regulación (El Reglamento 1475/2002)  planteó una total indefinición para el sector así como la sensación de una inseguridad generalizada.  La ceguera de la Comisión Europea al querer aplicar al sector una política de competencia semejante a la comercialización de otros productos es solo la muestra del desconocimiento total que tienen las autoridades comunitarias de este tan complicado negocio. Parece evidente que se seguirán vendiendo vehículos, pero no sabemos quien irá al lado del conductor.

Si a la distribución unimos la cantidad de enormes condicionamientos que tiene la venta de vehículos en nuestro continente (persecución al automóvil, medidas mediambientales y residuos, política de consumidores y garantías, políticas fiscales...) los protagonistas del sector deberán ser unos valientes..., pero el mundo es de los valientes.

La Federación de Importadores, aunque como se ha comentado, existe desde 1995, no es sino a partir del año 2004 cuando realmente comienza a tener un especial protogonismo. Hasta el año 2008, la Federación realizaba una gestión tímida de representación interprovincial. La Presidencia de la organización se turnaba cada año entre ls dos organizaciones, pero no existía una unidad real de actuación.

A día de hoy, el sector ha empezado en Canarias el siglo XXI con crisis. Los años 2001 y 2002 han sido años de caída en las ventas aunque se ha logrado recuperar cifras en el año 2003 con una matriculación de 68.000 unidades de vehículos nuevos.

El año 2004 presentó síntomas de recuperación. El marco ha cambiando en las islas en estos cien años de una forma abismal, de tener una población de apenas 400.000 personas hoy habitan las islas dos millones de personas, de ser un país de emigrantes Canarias es uno de los principales polos de atracción de emigrantes de todo el mundo, la renta canaria se sitúa en el 85 por ciento de la renta media europea antes de la ampliación al este, el desarrollo económico es patente. Este será el escenario del sector en las islas. Sin embargo, la pequeña crisis del sector en Canarias de los años 2001 y 2002 no hacian presagiar lo que ha sucedido a partir del año 2007. La caída de las ventas ha sido espectacular. En los tres últimos años, el mercado del automóvil en las islas ha caído un 70%. Las connotaciones financieras de esta crisis, equiparable a la crisis del 29, está teniendo efectos devastadores en el sector. Las empresas han realizado todo tipo de recortes en sus gastos, se estima una pérdidad de empleo de entorno a las 1.200 personas. Muchas de las empresas están pasando momentos complicados. La incertidumbre económica existente ha paralizado el consumo. La falta de una dirección política y económica coherente y clara está perjudicando la recuperación económica en el archipiélago. El sector es uno de los sectores más perjudicado por esta incertidumbre y crisis financieras. El año 2010 cerrará con algo  más de 40.000 unidades, lejos de las 90.000 alcanzadas en 2007. Es cierto que el mercado canario no es un mercado de 100.000 unidades, pero consideramos que como mercado maduro debe moverse en torno a las 65.000 unidades anuales, lejos por tanto de los registros actuales. Esperamos que se supere esta crisis y que su importante historia continue.